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El Sillón del Diablo: El Objeto Maldito de Valladolid

 

Un oscuro y tétrico cuarto con un antiguo sillón de madera en el centro, rodeado de símbolos esotéricos y velas encendidas. El sillón, conocido como el 'Sillón del Diablo', parece ser el punto focal de un ritual prohibido. En el suelo y las paredes, se observan signos ocultos dibujados, y la tenue luz de las velas proyecta sombras inquietantes que crean una atmósfera de misterio y magia negra. La escena evoca la sensación de un ritual oscuro y sobrenatural, con una energía siniestra en el aire.
Recreación Sillón del Diablo

Si pensabas que ya había destapado todo el misterio oscuro de Valladolid con una de mis anteriores publicaciones,  "Historia del Niño Perdido de Valladolid", ¡prepárate! Porque lo que hoy te traigo puede hacerte mirar los viejos muebles con otros ojos... ¡espera a conocer el caso del Sillón del Diablo! La historia de un mueble maldito, que ha pasado siglos rodeado de rumores de brujería, asesinatos y una maldición. Este sillón no es cualquier pieza de museo; para muchos, es el protagonista de una de las leyendas más macabras de la ciudad. Dicen que quien se atreve a acercarse demasiado puede sentir una presencia. ¿Te atreves a descubrir su historia?

Orígenes y descripción: un mueble con más secretos que estilo

A primera vista, el Sillón del Diablo parece un mueble antiguo más: de estilo frailero, hecho en madera de nogal, tapizado en cuero y decorado con motivos geométricos y florales. Pero no te dejes engañar; este no es un simple asiento. Actualmente se exhibe en el Museo Provincial de Valladolid, donde una cuerda impide que los visitantes se sienten en él. Y es que, después de conocer su historia, nadie querría acercarse demasiado.

Un antiguo sillón de madera oscura y cuero, decorado con clavos metálicos y picos en el respaldo y el asiento, creando una apariencia intimidante y medieval. El sillón está rodeado por una cuerda roja que impide acercarse, mientras candelabros con velas encendidas y un tapiz decorativo en la pared de fondo completan la escena en una sala de exhibición con ambiente sombrío.
Recreación

La leyenda de Andrés de Proaza: un doctor y su lado oscuro

Todo empieza en el siglo XVI, cuando un médico llamado Andrés de Proaza enseñaba en Valladolid. Proaza no era cualquier profesor; su figura era todo un enigma, y los rumores que lo rodeaban eran, por decir poco, escalofriantes. Era discípulo de Alonso Rodríguez de Guevara, fundador de la primera cátedra de anatomía en España, pero se decía que los conocimientos de Proaza iban más allá de la medicina y que coqueteaba con la magia negra.

Pronto, los vecinos comenzaron a oír cosas raras en su casa: gemidos ahogados, pasos a deshoras, y según algunos, Proaza experimentaba con cuerpos humanos bajo el parpadeo de una vela, mientras las sombras jugaban en las paredes, intensificando el horror. La situación, ya de por sí extraña, se volvió aún más inquietante cuando un niño de nueve años desapareció en Valladolid.

Un crimen espeluznante y un hallazgo macabro

Los vecinos notaron algo raro. El agua que se vertía al río Esgueva desde la casa de Proaza tenía un tono rojizo. Los llantos de un niño resonaban por la calle. Las autoridades se encontraron con una escena espeluznante. El cuerpo del niño, despedazado, parecía contar una historia de sufrimiento sin fin. Una autopsia en vida. Horror puro. Este hallazgo desencadenó la intervención de la Inquisición y selló el destino de Proaza.

La confesión: un pacto con el Diablo

Detenido y sometido a tortura, Proaza confesó lo impensable. Según su declaración, tenía un pacto con el Diablo, y su vínculo con él se realizaba a través del famoso sillón. ¿Cómo? Proaza afirmaba que, al sentarse en él, entraba en un trance que le permitía conectarse con el más allá y recibir conocimientos de medicina “avanzada”.

La historia se vuelve aún más oscura: Proaza decía que el sillón había sido un regalo de un nigromante y que solo aquellos dedicados a la medicina podían usarlo sin sufrir consecuencias. Para cualquiera que intentara destruirlo o sentarse sin estar preparado, la condena era clara: la muerte en tres días. Así fue como el “Sillón del Diablo” se ganó su nombre y su temible reputación. Y sí, Proaza acabó en la hoguera, pero el sillón... ese quedó intacto.


Una escena sombría y aterradora en un estudio antiguo, con el Sillón del Diablo en primer plano. El sillón tiene un respaldo decorado con una calavera tallada, rodeado de restos óseos, manchas de sangre y símbolos esotéricos en el suelo. A su alrededor, esqueletos y utensilios de anatomía, junto con un esqueleto sobre una mesa de disección iluminado por una tenue luz de velas, crean una atmósfera de ritual oscuro y macabro. El ambiente sugiere un espacio dedicado a prácticas prohibidas, lleno de elementos siniestros y detalles que evocan el misterio y el horror.
Recreación El Sillón del Diablo en el Estudio de Proaza

¿Médico o estudiante? Las incongruencias en la historia de Andrés de Proaza

Sí, sí, ya sé, en el artículo del Niño Perdido te dije que Proaza era un estudiante. Pero mientras escarbaba en la historia del Sillón del Diablo, me fui encontrando con datos que me hicieron rascarme la cabeza. Como si alguien, siglos después, quisiera dejarme pistas sueltas para resolver este rompecabezas.

Resulta que varias fuentes insisten en que Proaza no era ningún novato, sino un médico con todas las de la ley. Y claro, esto me ha dejado pensando… ¿quién era realmente Andrés de Proaza cuando sucedieron aquellos oscuros eventos? ¿Un simple aprendiz con curiosidad o un médico con conocimientos prohibidos? Después de investigar, todo apunta a que Proaza ya era un médico hecho y derecho en ese momento. Y aquí van las razones que lo respaldan:

  • En varias ocasiones se le menciona como "el médico Andrés de Proaza", lo cual deja poco espacio para pensar que solo era un estudiante.
  • Fue discípulo de Alonso Rodríguez de Guevara, fundador de la primera cátedra de anatomía en España, una figura clave con la que Proaza mantenía una conexión directa.
  • De hecho, en algunas fuentes se dice que fundó la primera cátedra de Anatomía en Valladolid, algo que difícilmente habría logrado sin una carrera ya avanzada.
  • Tenía su propia casa y practicaba la medicina, realizando autopsias y experimentos anatómicos en su domicilio, lo que solo haría un médico con experiencia.
  • Además, se le atribuyen conocimientos anatómicos muy avanzados para su época, algo que indica claramente que ya había superado la etapa de estudiante.

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Un estudio oscuro y antiguo en una universidad del siglo XVI. Una figura misteriosa con capucha está sentada en un escritorio, rodeada de dibujos anatómicos, herramientas médicas y viejos libros, iluminada únicamente por la luz de varias velas. Las sombras y el ambiente cargado de polvo crean una atmósfera de misterio, evocando la pregunta de si este personaje es un estudiante de medicina o un médico experimentado. La imagen sugiere un espacio de estudio y prácticas en medicina, lleno de secretos y conocimientos prohibidos.
¿Médico o Estudiante? El Misterio de Andrés de Proaza


Ahora bien, es cierto que algunas fuentes mencionan que llegó a Valladolid como "estudiante portugués", pero parece ser una referencia a sus primeros años en la ciudad, acompañando a Rodríguez de Guevara. Para cuando sucedieron los eventos que dieron origen a la leyenda del Sillón del Diablo, Proaza ya era un médico practicante.

En resumen, aunque probablemente comenzó como estudiante, la evidencia sugiere que para el momento de estos oscuros sucesos Proaza ya estaba consolidado como médico en Valladolid. Esto no solo añade más precisión a su historia, sino que le da un giro al misterio: ahora hablamos de un médico que, gracias a sus conocimientos y prácticas, dejó una huella tan siniestra que aún resuena en la leyenda.

El sillón maldito a lo largo de los siglos

Tras la ejecución de Proaza, nadie quería hacerse cargo de su temido sillón. Durante años, el mueble quedó olvidado en algún almacén de la Universidad de Valladolid. Posteriormente se ubicó en la sacristía de la Capilla Universitaria. Pero en el siglo XIX, la leyenda resurgió de manera inesperada.

Según se cuenta, en el siglo XIX, el sillón fue redescubierto y utilizado por un bedel de la Universidad que, sin conocer su historia, comenzó a usarlo como asiento habitual. Tres días después, murió de manera repentina. Su sucesor, ajeno también al oscuro historial del sillón, corrió la misma suerte tras sentarse en él. Finalmente, las autoridades decidieron colgar el sillón del techo a gran altura y boca abajo, donde permaneció durante años, fuera del alcance de cualquiera.

Un bedel del siglo XIX, vestido con ropas de época, está sentado en el Sillón del Diablo en una biblioteca antigua de una universidad española. Detrás de él, la figura oscura y siniestra del Diablo aparece sobre su hombro, proyectando una sombra amenazante en la pared. La sala está llena de estanterías con libros antiguos y tiene una iluminación tenue que realza la atmósfera de misterio y peligro. La imagen evoca la leyenda de la maldición del sillón y el destino fatal de quienes se sientan en él sin conocer su historia.
Bedel en el Sillón del Diablo

El Sillón del Diablo hoy: ¿mito o realidad?

En 1890, el Sillón del Diablo fue trasladado al Museo Provincial de Valladolid (también conocido como Museo Arqueológico de Valladolid), ubicado en el Palacio de Fabio Nelli, donde permanece hasta hoy. Ubicado en una sala dedicada a objetos de la España del siglo XVI, este enigmático asiento sigue atrayendo a curiosos, amantes de lo paranormal y visitantes que buscan desentrañar su misterio. El museo, como se puede ver en la ilustración, ha tomado unas precauciones “infalibles”: una cuerda roja rodea el sillón para que nadie intente sentarse en él y, de paso, para mantener viva la leyenda.


Fotografía del auténtico Sillón del Diablo, un sillón de madera oscuro de estilo frailero, con respaldo y asiento de cuero decorado con tachuelas y grabados. El sillón está exhibido sobre una alfombra de motivos rojos y amarillos, con una cuerda roja que va de un reposabrazos al otro, restringiendo el acceso. Detrás se distingue un tapiz antiguo que complementa el ambiente histórico y misterioso de la escena.
Sillón del Diablo - Museo Arqueológico

La conexión con el “Niño Perdido”

En este relato oscuro, la figura de Andrés de Proaza actúa como un vínculo que parece unir esta historia con la del caso del Niño Perdido que investigué hace poco. En ambos, estas historias se convierten en una sola y le dan a Valladolid un aire de misterio imposible de ignorar. Así, el Sillón del Diablo y el Niño Perdido no son solo leyendas por separado, sino parte de una cadena de sucesos oscuros que ha convertido a esta ciudad en el escenario perfecto para las historias más sombrías.

¿Te atreverías a probar el Sillón del Diablo?

La leyenda del Sillón del Diablo ha pasado de ser un cuento local a un relato de terror que sigue llamando la atención de todo aquel que visita Valladolid. Así que, seas o no creyente en maldiciones, si alguna vez te encuentras frente al famoso sillón en el Museo Arqueológico, te hago la misma pregunta que ha inquietado a tantos: ¿Te atreverías a sentarte... y a tentar a un destino sellado siglos atrás?

 

Mi cajón desastre particular

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