El Sillón del Diablo y la Leyenda del Niño Perdido: La Conexión Oscura que Aterroriza Valladolid
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Valladolid, una ciudad donde el pasado parece
estar siempre a la vuelta de la esquina, guarda entre sus callejones y
edificios históricos algunas de las leyendas más oscuras y escalofriantes de
España. Dos de estas historias —la del Niño Perdido y la del Sillón
del Diablo— están entrelazadas por el terror y el misterio. Sus
protagonistas: un joven estudiante de medicina llamado Andrés de Proaza,
el Diablo en persona y un macabro sillón de nogal.
La Desaparición del Niño en 1550: El Origen del Horror
Corría el año 1550, cuando se denunció la
desaparición de un niño de tan solo 9 años en la Calle Esgueva de Valladolid.
Los vecinos, alarmados por los llantos y gemidos que resonaban desde el sótano
de una casa cercana —la misma donde vivía el joven Andrés de Proaza— comenzaron
a notar algo aún más espeluznante. A través del desagüe de la vivienda
salía agua teñida de rojo, que se mezclaba con las aguas del río
Esgueva, tiñendo uno de sus ramales como si fuera un presagio de lo que estaba
por descubrirse.
Alarmados por lo que oían y veían, los vecinos no
tardaron en alertar a las autoridades. Y lo que encontraron al abrir el sótano
fue una escena que congelaría la sangre de cualquier persona: en una mesa
de madera yacía el cuerpo del niño desaparecido, despedazado
tras haberle practicado en vida una autopsia. El horror no terminaba
ahí. Alrededor del niño, los cuerpos de perros y gatos
aparecían colocados en la misma postura, víctimas de los crueles experimentos
de Proaza.
El Sillón de Nogal: La Fuente de Sabiduría Oscura
Durante el registro de la vivienda, las
autoridades llegaron a los pisos superiores de la casa, donde hicieron otro
inquietante descubrimiento: un sillón de nogal, con respaldo
de cuero marrón. Andrés confesó que, al sentarse en ese sillón,
el Diablo le hablaba, le ofrecía todo el conocimiento médico que anhelaba y le
dictaba sus macabras ideas y notas sobre nigromancia. En ese sillón, decía,
había sellado su pacto con el Diablo.
Este sillón no era solo un objeto más en la
habitación; era la clave para acceder a sabiduría prohibida. Andrés lo
describió como un portal a conocimientos que nadie más en la Tierra podía
entender. Y, al parecer, el Diablo exigía un precio demasiado alto por
compartir tales secretos.
La Inquisición y el Fin de Andrés de Proaza
Tras su confesión, Proaza fue apresado y
condenado a morir en la hoguera por la Santa Inquisición. Se dice que antes de
ser quemado, gritaba que su alma ya pertenecía al Diablo y que, aunque su
cuerpo pereciera, su conocimiento prohibido seguiría rondando en las sombras de
Valladolid.
Sus posesiones, incluido el diabólico sillón de
nogal, fueron subastadas públicamente, pero ningún ciudadano de Valladolid se
atrevió a adquirirlas. El sillón quedó en posesión de la Universidad de
Valladolid, donde se ha convertido en objeto de leyenda y
superstición. A lo largo de los años, muchos aseguran que la maldición de aquel
asiento aún persiste. Actualmente conservado en el Museo Arqueológico de Valladolid, Palacio de Fabio Nelli..
La Leyenda que Inspira a la Ficción
La aterradora historia de Andrés de Proaza y su
pacto con el Diablo ha servido como inspiración para varios relatos y novelas.
Una de las más recientes es "El Sillón del Diablo"
(2016), escrita por el vallisoletano Víctor M. del Pozo. Esta novela entrelaza
la leyenda histórica con elementos de novela negra, creando una narrativa
fascinante que nos transporta al Valladolid del siglo XVI y, al mismo tiempo,
nos sumerge en una trama de crímenes contemporáneos.
En la novela, unos misteriosos asesinatos en la
Valladolid actual parecen reavivar la leyenda del Sillón del Diablo,
sumergiendo de nuevo a la ciudad en un ambiente de terror y desconcierto, como
si el pacto de Proaza con el Diablo nunca hubiese sido roto.
Un Lugar Donde la Historia Vive: El Bar El Niño Perdido
Hoy en día, puedes adentrarte en el Bar
El Niño Perdido, un lugar donde la historia de Valladolid y sus
leyendas se respiran en cada rincón. Este bar, ubicado muy cerca de los
antiguos escenarios de estos oscuros eventos, te invita a degustar uno de los
mejores gin-tonics de la ciudad mientras te sumerges en el inquietante pasado que
aún parece latir bajo las piedras de las calles.
Desde su apertura en 2011, El Niño Perdido ha logrado combinar el encanto de lo antiguo con la modernidad. Con una decoración que evoca las bodegas castellanas y la historia oscura que da nombre al lugar, el ambiente invita tanto a locales como a turistas a disfrutar de una velada inigualable.
Aunque el ambiente es relajado, no es raro que
algunos clientes sientan un escalofrío recorriéndoles la
espalda al hablar de las historias de Proaza y su silla maldita. Incluso hay
quienes aseguran que, en las noches más frías, se pueden escuchar murmullos y
gemidos que parecen provenir de lo más profundo de la tierra. Quizá, la leyenda
de Proaza sigue viva, esperando a aquellos lo suficientemente valientes —o
imprudentes— como para evocarla.
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El Misterio Sigue Vivo
Las leyendas de Valladolid, como la del Niño
Perdido y el Sillón del Diablo, son más que simples
relatos de terror. Son un recordatorio de que el pasado nunca está tan lejos
como creemos. Hoy, el eco de esos terribles sucesos sigue resonando en las
calles de la ciudad, y si decides visitar alguno de estos lugares, como el Bar
El Niño Perdido o la antigua Facultad de Medicina, quizá descubras que
hay más verdad en las leyendas de lo que uno podría imaginar.
Así que la próxima vez que estés en Valladolid,
recuerda: las historias no siempre son solo historias. A veces, las sombras del
pasado regresan para recordarnos que la línea entre la realidad y el mito es
más delgada de lo que creemos.
¿Te atreves a seguir descubriendo los secretos más oscuros de Valladolid? Mantente al tanto de nuestras próximas historias, donde desvelaremos nuevos misterios y relatos que pondrán a prueba tu valentía.